viernes, 4 de febrero de 2022

Corazón Salvaje 3: Juan del Diablo (parte 1/2) - Caridad Bravo Adams

 

Corazón Salvaje 3: Juan del Diablo (1/2) - Caridad Bravo Adams

Aimée toma ventaja con el joven oficial Britton y llevándolo a un barrio bajo donde hay un "carnaval" pretende seducirlo para lograr obtener el hijo que tanto necesita, no obstante en el mismo lugar, se topan con Juan que ha llegado y reconociéndolos, le destapa todo a la mujer delante del hombre, desenmascarándola y haciéndole ver al oficial el juguete que es para ella. Britton la deja y Aimée llena de ira se vuelca contra Juan y como estocada le dice que Mónica ha firmado la anulación y él se niega a creerlo. Cuando la sirvienta llega a buscarla por orden de Sofía y Aimée regresa a la casona de los D'Autremont, se encuentra a Catalina que le dice que debe irse con Sofía para Campo Real, al principio vacila, pero luego lo acepta, con una sonrisa malévola, sólo ella misma sabe lo que trama.

Aimée tiene sus planes, los que pretende llevar a cabo al precio que sea y Juan, estando en la taberna, decide jugar a las cartas y ganar el dinero que necesita. Justo en su buena racha y cuando ya no habían más valientes como oponentes a quienes destuzar, se presenta alguien que nunca se imaginó; Renato le reta para también terminar perdiendo una pequeña fortuna que Juan la toma como herencia. Eso altera enormemente a Sofía cuando se entera y desvaneciéndose, Renato se siente culpable por la salud de su madre. Noel insta a Juan volverse un hombre de bien gracias a ese dinero y persuadiéndolo un poco, Juan acepta visitar a Mónica. En el convento ella lucha por encontrar su lugar, justo cuando es visitada furtivamente otra vez por Colibrí, quien le dice los planes que Segundo le ha dicho sobre el patrón y eso le da una leve esperanza a la mujer, a quien Colibrí le asegura que su patrón la quiere, pero antes de seguir hablando, la abadesa la encuentra para decirle que tiene una visita esperando por ella, Mónica cree que es Juan, pero no, se trata de Renato y no puede ocultar su decepción.

Mónica accede a ver a Renato, sin imaginar que poco después, Juan se encontrará desagradablemente con ellos. Aún en su decepción y obviando la ira de Renato y la sorpresa de Mónica, solicita hablar con ella a solas. Lo hacen, pero no para haber una reconciliación y confesiones como lo espera el lector, que a este punto de la novela se sufre ya demasiado con ese estira y encoge de la trama, (algo realmente decepcionante) la pareja sigue quedando en nada por la testarudez de ambos. Juan iba con un propósito que ya no será y Mónica ya no verá lo que esperaba de él. Un amor creciente y destruido antes de tiempo, una clara ventaja para Aimée y Renato. Mónica piensa que el interés de Juan por la libertad de Renato es para él volver a tener a Aimée y Juan piensa que la anulación de matrimonio que Mónica quiere es para correr a Renato. Un tremendo embrollo se vuelve la trama, como dije, haciendo sufrir al lector. Decepcionado Juan deja a Mónica y ella ya no puede más con el peso de su alma sacrificada. Va a enclaustrarse definitivamente en el convento sin querer nada ni con Juan ni con Renato.

Juan ha salido como un rayo del convento siendo seguido por Noel que intenta detenerle y saber lo que ha pasado para que esté tan rabioso, apenas le calma y Juan se desahoga. Entretanto, Mónica ha vuelto a encontrar a Colibrí y decide enviarle a Juan una carta con él, carta en la que intenta ocultar su sentir en los mejores términos y cuando Juan la lee, se enfurece más porque no desea agradecimiento de la que es su esposa y de la que le desea, sea feliz lejos de Martinica. Esto hace que regrese furioso al convento aprovechando la misa del alba donde sabe que Mónica estará y decepcionado, estalla contra ella, hiriéndola todavía más, es aquí donde Mónica se da cuenta que no ha sido su mujer como lo creía, pero un necio Juan decide ya no volver a buscarla y dejándola, se marcha otra vez. Esa misma tarde, los D'Autremont llegan a Campo Real y por la noche, en fiesta de negros, fuego y tambores, Renato se siente seducido luego de las insinuaciones de Yanina, formando parte, casi hipnotizado, del cortejo. De esa situación tomará ventaja Aimée, que junto a su criada, van en busca de la bruja que le ayudará a librarse del problema que tiene, asunto con el que desea vengarse de su marido y suegra.

Renato como sonámbulo ha ido con el negro cortejo, hipnotizado por el ritmo y la danza. Yanina quiere tomar ventaja, quiere que él la vea con otros ojos y se le caiga la venda que tiene por Aimée, pero no puede, Renato no la soporta y menos, cuando Yanina le habla en claves sobre Aimée, logrando más bien, enfurecer a Renato. El hacendado regresa a su casa y cuando Sofía lo encuentra, él le dice su disgusto por Yanina y le pide la despida. Para Sofía no es simple el asunto, aunque por complacer a su hijo no le importa. Esa misma noche, Aimée ha logrado entrevistarse con la bruja Kuma, con quién se pone de acuerdo a precio de oro en lo que harán. Al irse Aimée, otros ojos la han divisado, Yanina la ha reconocido y preguntando a la bruja, no obtiene respuestas, al contrario, a sus lamentos, la hechicera le indica hacer lo que debió hacer un tiempo atrás, al haberle dado un brebaje para obtener el amor de Renato. Despechada, Yanina esta vez si piensa usarlo y entre brumas, la bruja tiene como visión, fuego, sangre y la destrucción de la casa D'Autremont.

Una desesperada Aimée se juega sus últimas cartas intentando conseguir de Renato lo que ya no puede y luego de otra discusión, ella enloquecida de rabia y de capricho, le ordena a Bautista ensillar su caballo, pero el capataz tiene listo el alazán de Renato y es ese, el que ella monta. Ana la sirvienta a corrido a avisar a Renato lo que sucede con su ama y éste la sigue. Desde lo lejos de una ermita, en donde se halla Sofía en las misas a Francisco, ella puede divisar esa nube de polvo que levantan los caballos y gracias al sacerdote, reconoce a Aimée y a Renato detrás de ella que se acercan al despeñadero. Para desgracia de Aimée, no puede controlar al corcel y al momento, sucede lo que nadie esperaba. Cayó por el precipicio, destrozándose. Cuando todo se preparaba para  el velorio, encerrado Renato exije saber lo que todos saben y callan, exige la presencia de Yanina que es quien le puede decir la realidad de lo que fue su mujer, pero Sofía intercede a tiempo y es ella quien le dice todo sobre Aimée para que no se sienta culpable de su muerte, incluyendo lo del cuento del niño que había sido otra de sus mentiras. Renato siente enloquecer aún más, pero quiere llegar al fondo de todo, incluso a saber el nombre del hombre con quién ella le engañaba.

Sofía sufre como madre por su hijo y evitando que se les avise a las Molnar lo que ha pasado, el sacerdote se molesta y la reprende. Renato que sabe que el sacerdote tiene razón, lo secunda y envía a Bautista a buscar al mejor trabajador para que vaya a avisarle a Catalina. A su vez, Bautista le pide el permiso a Sofía para hacerse cargo de Ana que sabe demasiado y teniendo la aprobación de la señora de Campo Real, se lleva un trío de feroces perros para encontrarla sea viva o muerta. La sirvienta ha corrido hacia la covacha de la bruja quien sabiendo lo que pasa, la despacha con un supuesto amuleto de protección, indicándole los caminos a tomar sin detenerse hasta salir de Campo Real. Cuando Bautista llega y por los perros y un pañuelo se da cuenta de que la sirvienta ha estado con la bruja, la azota advirtiéndole que también pagará. Al irse, la bruja le maldice, maldice al amo, maldice Campo Real y todas sus cosechas, maldice la sangre D'Autremont y el que no tendrá herederos y otorga al bastardo a quedarse con todo.
Por fin Ana logra llegar hasta Juan y Noel y les cuenta lo que ha pasado. Ante su desesperación, Juan la ampara y se prepara para enfrentarse al inevitable destino; su propio hermano, mientras desea ver a Mónica y saber por ella su decisión ahora que el hacendado ha enviudado. Por otra parte, Catalina ha llegado a Campo Real enloquecida de dolor por su hija y exigiendo verla, se da cuenta que ya ha sido sepultada. Culpa en su furia a Renato ante una Sofía incapaz de controlar el escándalo, en ese momento llega Mónica junto al sacerdote y socorre a su madre. El dolor es sólo de ellas y deben soportarlo y enfrentarlo.

Dejando a su madre dormida, Mónica se encamina al cementerio de los D'Autremont, donde una tumba reciente y llena de flores, le indica que el cuerpo de su hermana reposa ahí. Renato se encuentra con ella y aprovecha hablarle y querer saber si el hombre con el que su mujer le engañaba era Juan. Mónica se alarma, pero trata de disimular, ella quiere evitar un enfrentamiento entre ambos, no obstante, su terror llega al límite cuando frente a ellos aparece Juan y evitando una desgracia, le pide que se la lleve. Juan lo hace por ser todavía su marido ante la rabia de Renato, sin embargo no la lleva al Luzbel sino de vuelta al convento.

Un resignado Juan prefiere irse a su Peñón del Diablo y un endemoniado Renato le provoca, le busca para retarle a duelo y cobrarse la humillación frente a Mónica. Enloquecido ha salido disparado en el caballo que Bautista le prepara, pero sólo para ir a dar a la covacha de Kuma y ésta, queriendo espantarlo con cuentos de fantasmas y remordimientos, lo que hace es enfurecerlo y ordenarle a Bautista echar a esa bruja de sus tierras. Renato ha ido a la casa de Noel buscando a Juan sin imaginar que ahí encontraría a Ana, y ésta, loca de espanto y sin poder escapar, le cuenta todo lo que había hecho Aimée, al fin las sospechas de Renato de aclaran y se da cuenta que el amante de ella fue Juan. Aún más enfurecido, sale a buscarlo, desea matarlo por la burla y apagar de una vez la ira que está consumiéndolo. Colibrí ha corrido a avisarle a Mónica y ésta, va con él hacia el Peñón del Diablo para detener la desgracia entre los hermanos. Renato llega botando la construcción a patadas, pero no encuentra a Juan sino a Segundo a quien le exige saber de Juan, pero éste no sabe nada. En ese momento llega Mónica y trata de controlarlo enviando a Segundo a prevenir a Juan. Mónica trata de ser conciliadora, pero lo logrará solo de una manera; dándole una esperanza a Renato. Él le pide quedarse pura en el convento y esperarlo hasta que llegue la anulación. Ella solo promete seguir conservándose, nada más y despachando a Renato, éste se va. Al momento llega Juan y le indica que no podrá regresar al convento porque Renato ha sitiado todos los perímetros y están atrapados. Él le muestra los límites y las escasas probabilidades de escapar, no obstante, al notar un asomo de nostalgia en él, Mónica deduce algo cerca del lugar que cree que a él le provoca añoranza y molesta se lo espeta; la gruta en la que se veía con Aimée.

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