Corazón Salvaje 2: Mónica - Caridad Bravo Adams
Aimée no se da por vencida en su necedad, sabe que no puede perder a Juan cuando él decida irse, pero tampoco está dispuesta a irse con él y dejar sus lujos por un aventurero, aunque sea el dueño de sus sentidos por eso busca la manera de retenerlo fingiéndose enferma y enviándole una nota haciendo parecer que Mónica la escribió. Por otro lado, Renato y Noel, encerrados en el despacho, hablan sobre Juan y Renato confiesa que él es su hermano, que lo intuyó desde niño y que ahora lo confirma al ver que Juan es idéntico a su padre Francisco, razón por la que Sofía le desprecia. Noel se ve obligado a secundar todo por las súplicas de Renato y le cuenta la historia de Juan. Con eso Renato tiene suficiente para quererle más y devolverle lo que debió tener desde el principio. En un arranque de generosidad, Renato a enviado por Juan porque desea verle de inmediato.
Aimée se atrevió a enviarle a Juan una carta con su criada Ana, pero la sirvienta es interceptada por Bautista gracias a la espía de Yanina que lo puso sobre aviso. El rabioso capataz ha impedido que la criada vaya hacia el ingenio y de un empujón la ha bajado de la carreta, golpeándose y quedando sin conciencia. El verdugo se va y Yanina se acerca a auxiliarla, aprovechando registrarla y encontrando la dichosa carta y robándola. Para colmo doña Sofía aparece y Yanina se aleja, la mujer se asusta al ver a la sirvienta desvanecida y llegando Aimée, la auxilian a la vez, pero cuando se da cuenta de que no hay rastro de la carta el terror la invade y más cuando Ana, reacciona y en delirios menciona la dischosa carta. Aimée se las ingenia para socorrer a su sirvienta y cuando Yanina aparece le indica hacerse cargo de Sofía. Lo cierto es que la carta ha desaparecido y Aimée piensa que Bautista la tiene, sale a buscarlo solo para toparse con Colibrí quien le dice los planes de Juan para con ella. Aimée se llena de terror al saber que el pirata la espera para llevarla en su barco y corre a buscar a la única persona que la puede ayudar; Mónica y con el cuento de que la vida de Renato corre peligro, Mónica acepta ayudarla haciendo que vaya en su lugar a ver a Juan e interceder por ella.
Renato sabiendo la verdad sobre Juan busca recompensar su vida y más cuando encuentra la carta que Bertolozi le mandó a su padre y confirmando todo delante de Noel, quema la carta y queriendo buscar a Juan personalmente, Yanina lo intercepta y le entrega la carta que Aimée le mandaba a Juan, la sirvienta le dice que su mujer se la mandaba a Juan y eso enfurece a Renato que sale a buscar a Aimée, la mujer presa del pánico le dice que no es ella sino Mónica la amante de Juan, cosa que Renato piensa corroborar, buscando a los supuestos amantes y arrastrándola también a ella ante una Catalina incapaz de defender a su hija cuando presencia la ira desatada de Renato, a sus gritos Noel sale del despacho y ella apenas y le dice lo que pasa. El notario también presiente una desgracia.
Renato a pillado a Mónica y a Juan que discutían, llevando a Aimée con él. Renato ha creído a medias lo dicho por su mujer y cuando Juan y Mónica se dan cuenta de que todo ha sido una treta de Aimée, se aturden pues ella a culpado a Mónica de ser la amante de Juan y debido a eso, Renato les obliga a casarse y limpiar la mancha a su casa. Lo que Juan cree es saberse víctima de un teatro montado por ambas hermanas Molnar que han jugado con él y más que el odio y la venganza que desea por Aimée, ahora se vuelve contra la inocente Mónica que como cordero al matadero está dispuesta a sacrificarse.
Una boda inusual se lleva a cabo sin que nada lo impida y una vez finalizada en la iglesia de la hacienda de Campo Real, Juan, sin perder tiempo, se lleva a Mónica a su barco, ella que trata de impedirle la empresa no tiene éxito. Llegan a caballo al Luzbel y abordan, de inmediato un furioso Juan la lanza sobre una litera de madera, pero Mónica queda inerte y sin reaccionar. Está ardiendo en fiebre.
Renato ha bebido de más para sobrellevar las dudas sobre Aimée que lo están matando y si no es por Sofía que los interrumpe en la habitación, hubiese ahorcado a su mujer, que llena de terror le desconoce. Sofía ha intervenido y rogándole a su hijo que se calmé, se lleva a su nuera a sus habitaciones para evitar una desgracia. Por su parte, Juan ha luchado en cubierta con la tormenta que les azotó, dejando a Mónica en el destartalado camarote, hasta que Colibrí le pide que le permita cuidar a la que cree su "ama" y cuando Juan accede, por el niño se da cuenta de que la mujer está gravemente enferma, doliéndole en su orgullo que delire con él, rechazándolo en su inconciencia y prefiriendo morir que ser su mujer. Sólo en ese instante, Juan la observa bien y nota que se ha casado con una mujer muy hermosa. Han salido ya de la Martinica hacia las islas de Sotavento donde debió verla un médico que le diagnóstico un mal que podía matarla y eso mantiene perturbado a Juan, quien le ruega la galeno salvarla. Por otra parte, Aimée, encerrada en la habitación de su suegra, gracias a la idea de su criada, se inventa un embarazo para salvarse de la ira de Renato y de la misma Sofía que ya sabe toda la verdad y la enfrenta. Aimée llena de terror le dice lo del hijo que espera y eso apacigua a su suegra. Renato que intenta ver a su mujer y que tenga el valor de reconocer todo, por su madre se entera que Aimée va a darle un hijo. Sólo por el niño, Sofía callará la inmoralidad de Aimée y su traición hacia Renato.
Debido a la condición de Mónica han tenido que anclar en el puerto más cercano, siendo asistida por un médico que hace todo lo que puede por salvarla. Con los días, Mónica despierta de sus delirios y dándose cuenta que en su ausencia, posiblemente se convirtió en la mujer de Juan, decide afrontar su situación con resignación. Le pide al doctor enviarle una carta a su madre y decirle que está bien. No obstante, el médico parece alertar a las autoridades y el Luzbel zarpa de nuevo. Juan cree que Mónica se ha confabulado con el galeno y eso le enoja, cuando le reclama a la convaleciente el mal pago que le ha hecho a sus cuidados, Mónica lo niega y Juan intenta creerle. Es por Colibrí que Mónica se entera de los cuidados de Juan para con ella y de todas las cosas que le compró para que estuviera más cómoda. Por otra parte, Catalina regresa a Campo Real, alegando que Mónica ha sido secuestrada, rogando la ayuda de Renato. Es interceptada por Noel que intenta calmarla y por Sofía, que le recrimina todo lo que ha pasado, la culpa que tiene como madre por ocultar las cosas y ahora le ordena callar por el bien de su Renato, de la propia Aimée y del hijo que espera. Sofía intentará ayudar a Catalina, pero sin que Renato se entere.
Mónica empieza a restablecerse y a hacerse a la idea de que es la mujer del pirata. Llegan a la isla de Saba donde, una Mónica muy diferente a la que salió de Campo Real se ve en el espejo del camarote con un vestido ligero y un chal rojo. Todos los tripulantes alaban su atractivo, que a nadie le pasa desapercibido, ni siquiera al mismo Juan que la invita a bajar a tierra. Mónica conoce el lugar y después de esa visita mira al que es su marido de otra manera. Sabe que ha sufrido, sabe que ha tenido una vida difícil y se da cuenta que no es tan diablo como aparenta ser.
Sofía y Catalina han llegado a Saint Pierre en busca de ayuda del Gobernador, quien ya no es ajeno al motivo por el que las mujeres han llegado. El hombre recibió carta del médico que atendió a Mónica y le manda las noticias a Catalina, quien suplica su ayuda para salvar a su hija y Sofía le pide buscar pruebas para detener al capitán del Luzbel, pero que lo haga sin que el nombre de Renato sea mencionado. Por otra parte, Mónica y Juan tratan de llevarse bien, ella en cubierta, Juan al timón le enseña a navegar al mismo tiempo que le abre su corazón y le cuenta, debido a una cicatriz en la mano izquierda, su terrible y triste historia desde que nació fruto de un adulterio. Mónica no puede creerlo y olvidando todo lo que vivió, se enternece al conocerlo y nuevos sentimientos hacia él la invaden. Ahora lo mira de modo diferente y pensando en Aimée, siente celos de ella y de todas las mujeres que han estado en los brazos de Juan. Aimée toma su respiro y valor y decide enfrentar a Renato revelándole la verdad sobre Mónica y Renato se sorprende al saber que ella siempre lo ha amado y siempre ha estado enamorada de él. Eso ya cambia en él la perspectiva de las cosas y Aimée creyendo que correrá a sus brazos, lo que Renato hizo fue correr a buscar a su madre y suegra porque ahora es él quien decide rescatar a Mónica de Juan.
Las órdenes de Renato se cumplen gracias a su apellido y poder, lo que no pudo hacer su madre y suegra, él si y valiéndose de retractar la ayuda que una vez le prestó a Juan por el lío en la taberna, ahora retira todo y hace que vuelva a abrirse el expediente. Juan será apresado en el próximo puerto y extraditado, será devuelto a la Martinica. Algo que tanto Juan como Mónica ignoran y debido a una carta que ella mandó con Segundo (el segundo al mando del Luzbel) al correo, Juan creerá que le ha traicionado cuando se entera por Colibrí justo cuando el pirata había decidido comprarle un anillo. Por desgracia al llegar a Dominica, Juan es esperado y apresado sin que Mónica se dé cuenta.
Colibrí ha corrido a avisarle a Mónica lo que pasó con Juan, ella se asusta por su situación. Cuando discute con los militares que llegan al Luzbel a apresar lo demás, ella con fiereza se enfrenta a ellos hasta que alguien inesperado la asalta y la perturba; Renato ha ido por ella a rescatarla, pero se asombra al encontrar a una Mónica diferente que ya no tiene los mismos sentimientos hacia él y Mónica al saber que Juan viaja prisionero rumbo a Martinica le estruja el corazón. Se enfrenta a Renato por él, pero el hacendado se muestra intransigente. Mónica súplica ir tras él, sin embargo, un repentino ciclón azota, evitando la salida de ellos y en cambio, hace que el barco que lleva a Juan zozobre, amenazándoles con hundirse.
La valentía y mando de Juan, (que pasó de ser prisionero a capitan un rato) han logrado que el barco llegue hasta su destino y con una nota hacia el Gobernador de tenerle en cuenta sus servicios prestados, aunque eso no evita que visite la prisión de Saint Pierre al llegar. Mónica también llega, pero lo que no imagina es, luego de conseguir que Noel la socorra con un permiso carcelario, que otra mujer ya está visitando a Juan, se trata de Aimée que ha seducido con su lisonjería al Gobernador para tener un permiso y verle. Por desgracia para los nuevos enamorados, Aimée ha sabido jugárselas y poner a Juan contra Mónica, acusándola de que por su carta fue aprendido y con su sola presencia y escuchando Mónica las palabras de amor de Aimée, ha creído que Juan sigue enamorado de su hermana, dejando la visita a medio camino sin llegar a ver a Juan para asombro de Noel y Renato. Una vez más, sufre y calla lo que pasa. La casquivana de su hermana ha visitado a su marido y no le dice nada a Renato. Aún así, con su corazón roto otra vez, asistirá al juicio de Juan por su deber de esposa.
Decepcionada Mónica regresa a su casa de Saint Pierre sin que Noel o Renato se lo impidan. Al notario sólo le pide sacar a Colibrí de la prisión y a Renato le exije que la deje en paz. Cuando el hacendado va a su casa de la ciudad se entera del paseo de Aimée, pero como siempre, esta ha sabido usar sus artimañas para salir airosa. Noel, visita a Juan para sacar a Colibrí y se decepciona al saber el concepto que el pirata tiene de su esposa, lo cierto es que Juan piensa que Mónica lo engañó por amor a Renato y Mónica cree que en el corazón de Juan no existirá otra mujer que no sea Aimée. De esta manera ambos se hieren y torturan. El juicio contra él está a las puertas y Mónica asistirá.
Juan se enfrenta solo ante el mundo, un juicio se celebra y luego de que se lea el oficio, se otorga la palabra al primer acusador; Renato, lo que éste y todos ignoran es que Aimée está volviendo a jugárselas por Juan y engatusando a Charles Britton, oficial del navío que lo trajo, intenta sobornarlo para que la ayude a salvar al pirata. Para destruir el orgullo de Renato, Aimée desea ver a Juan libre.
El juicio continúa y los testigos se presentan, sólo que antes de hacerlo el oficial que Aimée sedujo, lo hace Mónica llenando de asombro a todos, especialmente a Juan. Ella lo defiende con fiereza, atestiguando a su favor para desdicha de Renato, lo que Mónica no esperaba era toparse también con Aimée, quien aprovechó destilarle todo su veneno y hacerle creer que Juan la amaba a ella y que por eso ella había hecho de todo para salvarlo a petición de él mismo. Por desgracia, Mónica le cree y sufre. El juicio se reanuda atestiguando Noel a favor de Juan para decepción de Renato y cuando el jurado decide absolver a Juan, él lo primero que hace es buscar a Mónica sólo para que el veneno de Aimée surta efecto en la pareja, haciéndolos tener un pleito y distanciandolos; Mónica está segura del amor de Juan por su hermana y Juan revienta al imaginar que Mónica todo lo ha hecho por amor a Renato.
Mónica regresa al convento en compañía de Juan y de Noel, se queda para llorar sus penas, confesar sus sentimientos y que sea Dios quien la socorra. Se confiesa ante la Superiora de que ama a Juan, pero que Juan ama a otra y ella decide volver a sacrificarse, prefiriendo callar y morir que decirlo. Su único pecado es la soberbia y la cobardía de ya no seguir luchando y evitar más humillaciones. Juan por su parte, decide ahogar sus penas en el ron y en compañía de Noel, también se confiesa; su fuerza es Mónica, pero no luchará por liberarla del maldito amor que a ella la ciega por Renato. Noel intercede haciéndole ver varios puntos y sobre todo su temple como hombre para dejarse vencer por algo tan simple, si fue capaz de desafiar una tormenta tomando el mando de un barco. Noel le hace ver que no deje a Mónica porque eso desea Renato y que así como el hacendado tiene su apellido, él también debe hacerse el suyo. Juan lo reflexiona y saliendo de la taberna, Noel le sigue. Sabe que Juan hará lo que deba hacer.
Harta Aimée de los desplantes de Renato y de no poder seducirlo para lograr conseguir el embarazo que no tiene, se valdrá de una oportunidad que le llegó divina; la visita del Teniente Britton que defendió a Juan y que ella sedujo. El hombre se ha atrevido a buscarla y Aimée lo utilizará para sus propósitos. Caso contrario es Mónica, que ruega quedarse enclaustrada en el convento y recibiendo la visita de su madre y Sofía, el sacerdote le advierte que han venido para hacerle firmar un papel y anular su matrimonio con Juan. Ella está dispuesta a darle la libertad al pirata, sin embargo no contaba con la visita de Colibrí que intenta persuadirla antes y hacerle ver que la quiere, Mónica duda, pero lucha con ella misma. No quiere ser una carga para Juan, por eso lo dejará libre.
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