domingo, 25 de julio de 2021

El Conde de Montecristo - Alejandro Dumas (parte 1)

 

Título: El conde de Montecristo

Autor: Alejandro Dumas (padre)

Año: 1844

Género: Novela de aventura, histórica y romántica

 

Una historia inolvidable y uno de los mejores libros escritos es sin duda “El conde de Montecristo” clásico entre los clásicos y una joya de la literatura universal.

Como sucedía con algunos de los libros de la época (clásicos ahora) su publicación fue al principio en partes, entregas que vieron la luz en un periódico francés, pero fue casi año y medio después que fuera publicada por un editor, pasando por dos más hasta llegar a una edición revisada, corregida e ilustrada.

Los adjetivos se quedan cortos para describir esta historia. Si hay un clásico de la literatura que puede llamarse “magistral” es este y como tal, debe ser una lectura obligatoria porque sin duda es una de las mejores obras literarias escritas por la riqueza que representa en muchos aspectos. Es uno de mis libros favoritos y una lectura que recomiendo mucho. Volver a releerlo me llevó un par de meses, el libro completo es extenso y de trama compleja, ambientado en varios lugares, épocas, con descripciones excesivas y muchos personajes, pero con una narrativa que atrapa, que te hace sufrir y también reír. Esta será una de mis reseñas más extensas (y que por eso haré por partes) pues he querido anotar con minuciosidad y sin que se escape nada, el resumen de la trama del libro y mencionar a cada uno de sus muchos personajes. Primero detallaré lo que fue la historia del libro y después daré mi punto de vista como lectora, así que comencemos.

Quien no conoce la historia de Edmundo Dantés que ha atrapado a infinidad de lectores en todo el mundo desde su publicación, llevándola a ser de las obras favoritas y más querida entre amantes de las letras, hasta llegar al cine y televisión en múltiples adaptaciones, quedándose así en el corazón y memoria de quienes lo han conocido. Esta obra magna de Alejandro Dumas está dividida en cinco partes:

1. El castillo de If

2. Simbad el marino

3. Extrañas coincidencias

4. El mayor Cavalcanti

5. La mano de Dios

Y cada una de esas partes consta de varios capítulos que empiezan a dar forma a la historia e introducirnos a una lectura deliciosa y a una aventura inolvidable.

La historia que inicia el 24 de Febrero de 1815 nos presenta al protagonista; Edmundo Dantés, joven apuesto, trabajador, honesto, responsable, atento y servicial que llega a Marsella a bordo del “Faraón” con el cadáver del capitán del barco, cuyo último deseo debió cumplir. Dantés, sin imaginar los problemas que su buen corazón le acarrearía, se desvió a la isla de Elba donde le fue entregada una carta que debía darle a otra persona en París, asunto que no sólo él conocía sino alguien más que tomaría ventaja; su compañero de mar, Danglars. Este hombre lo chismea con el señor Morrel, dueño de la naviera donde trabajaban, a lo que Dantés se defiende diciendo que sólo cumplía las órdenes del valiente capitán Leclerc, el señor Morrel le disculpa la falta y se olvida del asunto del desvío, cosa que molesta al envidioso Danglars que sabe que Edmundo, por la gracia de Morrel, tomará el lugar del capitán y no está dispuesto a someterse a los órdenes de un muchacho por lo que fragua un malvado plan para quitar a Dantés de su camino. Los amores de Edmundo eran su padre y su prometida Mercedes a quienes deseaba ver después de meses de viaje, la bella catalana estaba próxima a ser su esposa, sin embargo, la joven tenía un primo; Fernando Mondego que estaba enamorado de ella y que por eso envidiaba también a Edmundo y junto a Danglars, con Caderousse, otro de los amigos como testigo, dan forma al plan que quitará a Dantés de sus caminos. Danglars le revela a Mondego lo que Edmundo ha hecho y el misterio de Elba por lo que ambos miran la ventaja, pero Caderousse que conoce a Dantés y a su padre no está muy de acuerdo con el mal que quieren hacerle, por lo que los amigos lo emborrachan para evitar sea testigo lúcido del complot que harán; una carta “anónima” escrita por Danglars denunciando a Edmundo y que Fernando se encargará de entregar a las autoridades. De esta manera, en la comida previo a la boda, llegan soldados a detener a Edmundo y llevárselo para efectos de investigación, asunto que altera a su padre, novia y jefe. Este arresto somete a Dantés a un interrogatorio con el sustituto del procurador del rey que también fue sacado de su comida de bodas para atender el asunto; Gerard de Villefort, hombre serio, duro e implacable como autoridad y contra los delincuentes y traidores será quien atienda el caso después de haber leído la carta acusatoria. Luego de las preguntas y respuestas y de ver Edmundo la carta que le acusaba y cuya letra desconocía, Villefort, después de notar que Dantés era un joven franco y especial y que podía ser inocente por su actitud y manera de hablar, decide dejarlo en libertar, pero al pedirle la dichosa carta que debía entregar a París y de la que Dantés desconocía su interior, mas no su destinatario, fue el inicio de la condena para el honesto joven y al entregársela Edmundo y al leerla Villefort, el asunto se complica por lo que representa. Villefort le hace ver que ha sido una víctima de conspiración y enemigos de la corona y que se le acusa de ser bonapartista, conspirando para restablecer a Napoleón en el trono, cosa que Dantés niega asustado. Villefort quema la carta y la hace creer a Edmundo que el asunto quedará entre ellos ya que la única prueba del supuesto delito ya no existe, que calle lo sucedido y que jamás lo hable con nadie, a lo que Edmundo le jura que así será, pero ordenando que se lo lleven y creyendo Edmundo que le ayudará y quedará libre, lo que hacen es engañarlo. Los intereses personales de Villefort le superan, Dantés no queda en libertad, sino que su arresto es definitivo llevándolo a la fortaleza que se convertirá en su sepulcro; el terrorífico castillo de If.

Sin saber exactamente su delito y el motivo de su arresto, Dantés comienza su calvario sin imaginar que nadie verá por su caso, que a su padre y a Mercedes nadie les dará razón de él y que pasará años en la prisión más oscura y olvidada. La maldad, la envidia y la injusticia lo habían condenado —a sus escasos casi diecinueve años— a la muerte en vida. Primero el sufrimiento y la desesperación, por su destino, por su padre y por Mercedes, por quienes le atormentaba la idea de no volver a ver, luego con el tiempo, la resignación a medias tratando de mantener la esperanza de que lograría ser libre. Nunca se imaginó su mala suerte y pasados cuatro años de encierro decide intentar acabar con su propia vida, no obstante, después de creerse olvidado por Dios es cuando conoce a un compañero de celda que por un error de cálculo del túnel por donde pretendía escapar va a dar a donde él. Se hace llamar el abate Faria, quien para los carceleros está loco, pero al tratarlo Dantés se da cuenta que no y que por el contrario es un hombre instruido y sabio a quien aprende a querer como un padre y a escuchar con toda la atención del mundo sus historias, incluyendo la de un tesoro. Ambos presos llevan su amistad en secreto de los demás y mientras Edmundo le ayuda a seguir con el túnel (ahora hacia la dirección exacta) el abate aprovecha instruirle en las ciencias, ya que como el autor lo describe “Dantés era un hombre sencillo y sin educación” por lo que Faria se encarga de enseñarle las matemáticas, la física, la química, la filosofía y todo cuanto es de su conocimiento como también le ayuda a desentrañar lo que hay detrás de su arresto, haciendo que Dantés por fin vea claro y sepa las cosas; él fue víctima de una trampa, de un ardid de quien lo denunció en la primera carta y de quien no le convenía que se supiera de la segunda. Edmundo piensa con claridad y ata cabos hasta saber los nombres de los que arruinaron su vida; Danglars, Mondego y Villefort, los primeros por su trabajo y su prometida y el sustituto del procurador del rey porque supo que el destinatario de la carta que traía de Elba, un tal señor Noirtier, era nada más y nada menos que el padre de Villefort, bonapartista fiel y a quien intentaba proteger por su posición ante Luis XVIII, con ese objetivo lo encarceló y le rogó no mencionar más el suceso ya que si alguien más sabía que Noirtier recibía instrucciones de sus camaradas para la restitución del emperador, la posición de Villefort se vería en un hilo. Saber esto le dio a Dantés nuevas fuerzas para continuar, pero no se imaginaba que la salud del abate estaba mal y después de un ataque casi cataléptico del que logra sobrevivir por instrucciones que el mismo anciano le da a Edmundo, sabe que su tiempo se acorta y que jamás verá su tesoro por lo que le encarga a su “hijo adoptivo” luchar por escapar y encontrar dicho tesoro que se encuentra bajo instrucciones específicas y minuciosas en la Isla de Montecristo. Luego de un tercer ataque, el sabio abate ya no lo resiste y muere provocando en Dantés un inmenso dolor, sin embargo, al reponerse y pensar qué hacer, resuelve entonces tomar el lugar del cadáver para poder escapar.

El plan dio resultado y aunque no fue a dar a un sepulcro en tierra como lo esperaba, al ser arrojado al mar peleó contra las aguas hasta lograr salir a flote y nadar con las pocas fuerzas hacia una isla cercana de donde fue rescatado después, haciéndose pasar por uno de los sobrevivientes de un naufragio que hubo la noche que llegó y al ser interrogado se hizo pasar por lo que era, un marino, pero maltés. Para su suerte, había sido encontrado por contrabandistas con quienes se quedó y le valió su libertad, más que todo para conocer la isla de Montecristo y desear corroborar si todo lo que le había dicho su viejo abate era cierto. Saber que estaba en el año de 1829 y que hacía 14 años le arrebataron su vida y libertad, le produjo turbación, pues había sido prisionero de 19 años y ahora era libre de 33. ¿Qué había sido de su padre y de Mercedes?

“Y renovó contra Danglars, Fernando y Villefort, aquel juramento de venganza implacable que había ya pronunciado en su calabozo.”

Dos meses y medio se quedó Dantés con sus nuevos amigos.

Continúa → aquí