Título: El Vampiro
Autor: Froylán Turcios
Año: 1910
Segunda edición: 1930
Género: novela corta, romance, drama, misterio, suspenso.
Páginas: 165
Editorial Baktun (2005)
Froylán Turcios (1874 - 1943) fue un poeta y escritor intelectual hondureño que también ocupó cargos políticos en diversas dependencias del gobierno. Escribió numerosas obras entre las que destaca la novela corta que voy a reseñar a continuación.
El Vampiro es una novela modernista, cuya trama se centra en el tierno amor de sus protagonistas y en los misterios que rodean a la familia Mendoza. Se trata de una obra en la que, además, el autor aprovecha expresar sus reflexiones y opiniones personales con respecto al entorno, a las situaciones del mundo en su época y al conflicto humano, social y emocional.
La historia comienza en Antigua Guatemala y está narrada en primera persona desde el punto de vista de Rogerio de Mendoza, un adolescente de clase alta de la segunda mitad del siglo XIX que por la minuciosa descripción de su linaje y entorno, nos transporta a su época, haciéndonos conocer a su madre Francisca, a su prima Luz (de quien vive enamorado) y hasta al jardinero Genaro y su perro Bravonel. Es por el hombre que conoce algunos cuentos sobrenaturales y un secreto de su familia.
Rogerio, aunque de familia muy católica, desde pequeño ya tenía cierta repulsión hacia los curas y el malestar se agrava más, luego de que un viejo sacerdote llamado Félix, ganándose la confianza de Francisca y asiduo visitante de la casona de los Mendoza, se fija vilmente en la virginal Luz, haciendo primero que los primos tengan habitaciones algo separadas una de la otra y después, persuadiendo a Francisca de enviar a la joven con él a confesarse a cada tanto, situación que incomoda a ambos primos, hasta que llega el día en que Luz cae enferma y le confiesa a Rogerio que el mal es Félix, que es como un demonio que quiso atacarla en una de las confesiones y es así, como enfurecido el chico, repele con su autoridad de señor de la casa y en nombre de Dios, la llegada del demonio que no logró pasar del portón principal. A partir de ahí, al cura no se le ve más rondando a la familia y Luz recupera su salud.
No obstante, al pasar el tiempo, Rogerio, que conoce la historia de su abuelo, cuya apuesta y orgullosa apariencia de su juventud se deja ver por una pintura en el salón, sabe que la habitación que antaño ocupó permanece estrictamente cerrada por deseo testamentario y más adelante se entera de que su padre, Luis de Mendoza, murió enloquecido a causa de haber entrado en ese cuarto, por lo que su madre le ruega jamás entrar ahí por las desgracias que pueda desatar. ¿Qué misterio y espanto se esconde en ese lugar?
Rogerio pide a su madre la llave de dicha habitación y, aunque ella se la da, le ruega jamás ceder a su curiosidad y evitar abrirla por las desgracias que puedan ocurrir. El chico guarda la llave y obedece.
También se entera por boca del jardinero Genaro de que la muerte de su abuelo no fue como lo habían dicho. Para todo el mundo, Humberto de Mendoza murió por un león en Asia, pero en realidad, se batió a duelo con otro hombre por el amor de una mujer y por habérsela quitado el mismo día de su boda, muriendo ambos hombres (años después) por las heridas de sus espadas y lo peor, siendo enterrados en los terrenos de la casona.
El adolescente Rogerio, que cada vez más se transforma en hombre, también siente nacer en él sentimientos apasionados, no sólo por la adoración a su prima, (a quien no permite que ningún otro se le acerque) sino porque la sangre parece hervirle a la más leve provocación y la excitación de esos arranques, en sus adentros le llena de orgullo y satisfacción, pues paulatinamente el niño temeroso que fue se aleja para dar paso al hombre que será, como si la feroz estampa de su abuelo reencarnara en él.
En su afán por sentirse hombre, un accidente con arma casi le cuesta la vida, sin embargo, logra vivir y recuperarse. Pasa el tiempo y mientras conviven con otras personas y viajan a otros lugares, el amor entre Rogerio y Luz se intensifica, llegando incluso, por ser ya mayores de edad, a poner fecha de boda. No obstante, mientras todo es felicidad, Rogerio no puede olvidar que guarda la llave del lugar que le causa insomnio y, aunque Luz intuye que él le oculta algo, Rogerio jamás le dice nada sobre su tormento y en una noche, cuando más feliz se sentía, decide entrar a la abandonada habitación, sólo para decepcionarse en parte y hasta mofarse por no encontrar los espantos que tanto le quitaron el sueño, sino que en su lugar encuentra cosas atiguas y empolvadas como si se tratara de un museo, pero Bravonel entra salido de la nada, luego de escuchar Rogerio aullidos lejanos y tétricos presagiando lo malo y le indica que hay algo más en ese lugar. El perro le indica el camino a seguir y lo que Rogerio encuentra debajo de esa habitación lo mantiene helado, otra habitación con lecho nupcial, un antiguo vestido de mujer y un zapato es prueba de que lo dicho por Genaro fue verdad y peor cuando las telas aún conservan las manchas de sangre, ¿al final, habrá asesinado el mismo Humberto a la mujer de la que tanto se encaprichó? Aún peor es el asunto cuando en un agujero encuentra un pequeño cráneo y es entonces cuando un enorme murciélago se abalanza contra él. El animal lo muerde en el cuello, pero él logra hacerse de sus fuerzas estrangulándolo y dándoselo al perro para que termine de matarlo. Luego de eso trata de salir de esa pesadilla, pero antes de llegar a su dormitorio se desvanece sin saber más. Sin tener noción del tiempo y abrumado por las pesadillas que han nublado su cabeza, sin fuerzas por la fiebre apenas y se da cuenta de que, por el lejano sonido de campanas, enterrarán al cura Félix (el que apareció al principio) que murió estrangulado y eso le dispara un poco la lucidez recordando lo que pasó. Pero al presentir que su más espantoso terror se hizo realidad, como puede se levanta a buscar a su amor, encontrándolo vestido de blanco y rodeado de rosas blancas sobre un lecho mortuorio, con la piel pálida y con la marca de lo que pasó en su cuello. Ante la impresión de ver a Luz muerta, vuelve a caer desvanecido. (La obra acaba sin aclarar si realmente murió también o se desvaneció para después convertirse en vampiro debido al ataque del murciélago.)
Confieso que es la primera vez que leo la novela atraída por un título que prometía una historia de terror porque creí que su trama giraría, como deber ser, alrededor de un vampiro real, pero no lo senti así, (caso contrario al de Polidori, por ejemplo) Con una narrativa propia del autor, de lenguaje culto, estilístico, elegante e intelectual, sus comentarios personales aprovechados a través de los protagonistas siento que no encajan del todo, (no en adolescentes) ya que si escuchar de alguien un lenguaje culto y franco en estos días es como hallar un unicornio, escucharlo peor aún de adolescentes es algo incongruente porque Rogerio y Luz se expresan con una madurez mayor que su edad y no es lógico, pero hay que recordar que se escribió en la primera década del siglo XX simplemente, aunque fuera común no es algo que puedan decir dos adolescentes, no importa la época, me parece algo inverosímil. Mientras se lee parece uno estar escuchando a un hombre maduro y a una mujer igual, por lo que descoloca un poco el asunto. Sin contar con que son personajes que por su estatus, (y su manera de ver el mundo y hablar) parecen creerse superiores a los demás por mucho que quieran mostrarse piadosos según lo enseña su religión (o sea, para él, no hay mujer superior a Luz ni en físico, ni emocional, ni intelectual, ni espiritual y para ella, Rogerio es igual, no existe otro joven superior a él. ¿El amor les hace pensar y creer eso?) Porque en serio que raya en la idolatría el uno por el otro, una idealización en extremo romántica, casi enfermiza, dando la sensación de que ellos se sienten seres diferentes y superiores a los humanos y que son los únicos en amarse como se aman. (Si tú que me lees conoces la historia sabrás que no miento.) Sin embargo, velan por sus trabajadores y se compadecen de sus necesidades, ayudando en lo que puedan, algo que parece contradictorio y los hace personajes extraños, pues se creen superiores a los de su misma clase, pero están prestos para mostrar compasión por los necesitados. Parecen luchar con conflictos emocionales y sólo el ensueño de su burbuja, la compañía de ambos y en su mundo, les otorga la felicidad. (Confieso que por momentos sentí la lectura cuesta arriba en esta situación.)
Hay que recordar y tomar en cuenta que Turcios era poeta y el lenguaje lírico (que es prosa) llevado a la narrativa (porque hay pocos diálogos) se conoce de inmediato por la técnica al narrar, en este libro se encuentran bastantes pronombres enclíticos (púsose, levantéme, prohibióme, llevóse, grabóse, amábala etc... algo que podía ser natural a principios del siglo XX, pero ahora no suena muy bien) y sumado a la técnica que usó llamada "estilo periódico" (empleo de largas frases con complementos de sujeto y predicado en párrafos extensos o breves) así como el uso de los adjetivos antes y después del nombre es como darle vueltas a un pensamiento y decir muchas palabras cuando el significado pudo quedar claro en una sola y precisa oración, de ahí que puede suponer una lectura algo cansina para quienes no gustamos mucho de la poesía, por eso sería bueno, en las sucesivas ediciones, que los encargados hagan una aclaración al principio del libro sobre "concretamente" lo que el lector se va a encontrar porque al menos, sinopsis no tiene y los capítulos están divididos en escenas (cortas o extensas) enumerados por numeros romanos. Cuando yo leí el título creí encontrar otra historia sobre vampiros (reales y como se conocen) y me decepciona que no fue así o al menos, no se explayó en esa trama que es la que le da título al libro. Sin contar con que el misterio sobre el tal Humberto y la novia que se robó del cortejo nupcial no se entiende bien, dejando a la imaginación si la mantenía encerrada en esa otra alcoba secreta conectada a la suya, si el cráneo hallado es de un bebé o si al haber escuchado gritos Genaro, se tratara de que el mismo Humberto la mató y sólo él mismo sabrá qué hizo con su cuerpo. ¿O será ese cráneo el de ella? Otra cosa que no concuerda es el olor náuseabundo y cadavérico que Rogerio percibe cuando descubre todo, porque si eso pasó hace muchos años, ¿cómo es que puede haber rastros de mortandad? Lo único que puedo decir que me gustó fue ese toque macabro que casi hace de esta una novela gótica y por momentos sentí que leía a Poe por el tema de la decadencia y muerte, pero el dichoso vampiro se quedó más en el nombre que en lo que se supone que era, ya que al menos, el demonio debía tener entonces más protagonismo porque si el asunto fue una metáfora, me decepciona más. (Les juro que creí que el tal Humberto era el vampiro, algo que me decepcionó un poco cuando no.) ¿Se vale creer que Humberto tenía pacto con el diablo y sólo él sabrá que hacía secretamente en su lujosa y la vez tétrica habitación? ¿Será el poder de su estatus y fortuna el obsequio que le valió el invocar fuerzas demoníacas que luego se quedaron habitando su cuarto? ¿Por qué realmente ordenó en su testamento jamás entrar alguien a su habitación y tampoco que la casa fuera vendida, ni pasara a otras manos ajenas a su linaje? ¿Qué hizo que su hijo Luis enloqueciera al entrar y muriera poco después? ¿Qué era realmente ese demonio con forma de murciélago que parecia habitar en esa casona como otro más de la familia, pero sin que los mismos miembros supieran de su existencia? ¿Y por qué al ser estrangulado, a distancia también murió el falso cura? ¿Eran el mismo ser? Si Rogerio hubiera indagado más entre las pertenencias de su abuelo el asunto se habría esclarecido un poco porque lo cierto es que quedan muchas interrogantes sin respuestas concretas. Es esa historia de Humberto de Mendoza la que de verdad llama mi atención, lástima que el autor ya no viva para que pudiera darnos otro relato sobre él y despejar las dudas que dejó porque no hay duda de que la trama que presentó estaba buena e interesante, pero siento que la idea se desperdició por cosas que no venían al caso, sin contar con un final muy precipitado que no llenó mis expectativas.
Como autora de novelas contemporáneas e históricas, de romance y de misterio, les digo que Turcios tenía mucho más que contar, su historia tenía muchos recursos si es que quería escribir una novela de terror, pero no ahondó lo suficiente y es una lástima. Se fue más a lo romántico y a lo crítico que al asunto que debía ocupar la trama. No obstante, por sus otros trabajos se considera como parte del círculo de intelectuales hondureños y lo vale, la narrativa de la novela es exquisita y poética, pero la trama que podía dar más me dejó a medias y peor, volví a sentir lo mismo que con Blanca Olmedo y ese drama de romance imposible y de que los protagonistas deben morir, por lo que para mí, "El Vampiro" de Froylán Turcios (que en mi opinión debió tener otro título) pasa a ser de esos libros que, aunque obligatoriamente deban leerse en la secundaria y bachillerato, también deben leerse una sola vez, casi así como Cumbres Borrascosas, lecturas que, pese a ser buenas historias, torturan al final y yo masoquista no soy.
Igualmente, se reconoce que Turcios es parte del orgullo catracho y de que en Honduras también existieron buenos escritores, teniendo sus obras un lugar entre la literatura centroamericana y latinoamericana.