viernes, 31 de mayo de 2013

Una experiencia inolvidable. Capítulo 1 (parte 2)


Instigó los caballos y salió a todo galope dejándome con la más grande duda ¿Quién era ese hombre tan guapo? Me quedé un tanto pensativa y la lluvia que comenzaba a caer me hizo volver a la realidad, el clima estaba cambiando y el aire frío se hizo presente, pero en el momento que iba a entrar al hostal divisé un jienete, era la visión más extraña que había tenido; un enorme caballo gris que portaba parcialmente una armadura me asustó aún más, parecía de esos que se disfrazaban cuando los torneos de la era medieval y el jinete era más extraño todavía, portaba una extraña armadura de metal y entonces si me pareció que el circo había llegado. Su cabeza estaba cubierta por un casco de la misma armadura y de sus hombros pendía una larga capa que caía hasta las ancas del caballo. Poco le faltaba al animal desprender fuego de los cascos y de la boca, se detuvo frente a mí y eso me dio más miedo, parecía que dentro de la armadura no había nada, pero cuando giró la cabeza para observarme sin decir nada, me pareció algo sobrenatural y un intenso escalofrío me recorrió la piel, el aire me faltó por un momento y creí que iba a desmayarme porque sentía el peso y el ardor de esa mirada que yo no podía ver. Sin decir nada impulsó de nuevo al caballo, me dio la impresion que seguía al carruaje que había pasado, sin decir nada y sintiendo que una tensión me liberaba cerré los ojos por un momento. La lluvia comenzó a caer con más fuerza;
—¡Señorita pase adelante! —me gritó el cochero—. Puede resfriarse.
Cuando lo escuché regresé a la realidad e inmediatamente le hice caso.
 —¿Señorita pero que piensa? —insistió—, la lluvia está muy fría, le puede hacer daño ¿Qué hacía en medio de la calle?
—Pues primero, hablando con un tipo extraño que llegó en un carruaje muy lúgubre preguntándo por un lugar llamado Hablock y después, apareció un jinete más raro todavía, pero ese no dijo nada, creo que iba siguiendo al carruaje.
El hombre se puso pálido como una hoja y el posadero que venía dejó caer unos tarros de cerveza que traía al escuchar lo que dije, ambos hombres se miraron y sin poder disimular su miedo y eso me asustaba más a mí.
—Señorita yo no vi nada —dijo el cochero, además solo han pasado unos cuantos minutos desde que llegamos.
—Él ha regresado y ella ha sido escogida —dijo el posadero mirándome fijamente—. El fantasma del duque la escogió, para ella el tiempo se detuvo un momento y ahora no se librará de él.
—¿El fantasma del duque? —pregunté sorprendida y decepcionada—. A mí no me pareció un fantasma, ¿Es verdad?
—Lo llamamos el duque de Grandchester —continuó—, aunque él nunca llegó a ostentar ese título. A quien le aparece le pregunta lo mismo y seguidamente aparece el jinete que usted vio. Hace mucho tiempo que no aparecía, la última que se supo de él fue por una anciana gitana proveniente de Escocia hace algún tiempo, ella no pudo hacer nada por él y además murió poco después de un infarto.
—Por favor Maurice —dijo el cochero—, no asuste a la señorita que es turista. Es por eso que nadie quiere venir a este lugar.
—Perdón señorita, pero es mi deber decirle —insistió el hombre—. Hay alguna maldición en torno a él, algo oscuro lo rodea. La gitana dijo que no puedo ver nada a través de él, quiso ver su mano pero no había nada, no hay manera de ayudarlo y si la persona que escoge no lo ayuda de una u otra forma morirá, ese es el destino de quien él ha escogido.
—Maurice...
—No se preocupe —le dije—, hay cosas que no me afectan y los fenómenos sobrenaturales es parte de ello, de lo contrario no estaría aquí.
Aunque eso último que dijo sí me había asustado, pero era un poco escéptica en cuanto a historias de fantasmas. No me asustaron de niña meno ahora, lo que me atormentaba era otra cosa, me sentía decepcionada y triste, ¿Ese hombre tan bello no era real? Ya me extañaba que lo fuera, era demasiado hermoso.
—Será mejor que descanse —dijo el cochero—, el mozalbete del hostal le subirá su equipaje. Yo también me quedaré esta noche pero me iré mañana al amanecer, regresaré en tres días por si quiere regresar a la civilización.
—Tres días está bien —le dije pagándole sus servicios—, creo que podré con eso, no sé que me pasa pero en el fondo no siento miedo.
—Debe de estar preparada —dijo—, es muy posible que el duque regrese a buscarla.
—Lo intentaré —le dije—. Voy a esperarlo ansiosa, por si decide volver a aparecer.
Esa noche en mi habitación y después de haberme dado un tibio baño y de cenar, me dispuse a escribir un momento en mi diario a la luz de las velas lo que había pasado. Quise detallar la experiencia y no puedo evitar sentirme decepcionada. Era un hombre muy guapo, nunca había visto a alguien como él, a pesar de notarse muy tenso y preocupado se veía que era... Simplemente bellísimo. Recordaba sus ojos del más perfecto azul y esa boca que incitaba a cualquier cosa, no podía creer que era un fantasma y seguía teniendo la esperanza de que estos hombres se hubieran equivocado. Al menos tenía algo interesante en que pensar, trataría de dormir aunque él ya me había quitado el sueño y lo más seguro, era que soñaría con esa experiencia.



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