Génesis: cap. 3:
Adán, al ver que su familia se ha destruido, se decide a contarles a sus dos hijos lo que él era antes, cómo vivían y cómo cayeron a esa única vida que han conocido. Al saber todo, Caín se enfurece más y también culpa a Eva, ahora ella debe soportar igualmente los reproches de su primogénito. En cambio Abel, en su dulzura y sensatez, ve el lado positivo del asunto y evitando que Caín se vaya y los deje también, se le ocurre la manera de acercarse a Dios y contentarlo. Ya que ambos tenían su ocupación (Caín labrador de la tierra y Abel pastor de ovejas) le darían al creador lo mejor del fruto de su trabajo. Abel decide sacrificar lo mejor de su rebaño en cambio Caín, ofrece las legumbres dañadas. Al ofrecerlo a Dios, que conoció el corazón de ambos, hace caer fuego del cielo hacia la ofrenda de Abel, esa fue la respuesta, eufórico, Abel corre a informar a sus padres mientras Caín queda esperando si Dios acepta su ofrenda, lo cual no sucede. Molesto por sentirse desplazado, le recrimina a Dios quejándose y es ahí, donde él le habla y le dice el porqué no le gustó su ofrenda y si la de Abel. Esto enfurece más a Caín, en quien Lucifer ya encontró un arma y que usará para hacer el mal al inocente. Esto no es más que otra provocación hacia Dios.
Cap. 4 (1/2)
Dios le hace ver a Caín que el hombre sigue eligiendo el mal cuando él, le reprocha el porqué no aceptó su ofrenda. Abel les dice a sus padres lo que él y su hermano hicieron y el cómo Dios aceptó su ofrenda. Esto llena de esperanza a Adán y a Eva que, por su hijo, se dan cuenta de la manera en la que pueden acercarse a Dios. No obstante, cuando Abel regresa a buscar a su hermano, ya Lucifer había sembrado en Caín una maldad peor. Cegado por la ira contra Dios y los celos hacia Abel, Caín mata a su hermano de un golpe en la cabeza. Ante esto, Caín huye, pero no logra ocultar lo que pasó, ni de sus padres y menos de Dios, quien le habla y le pregunta por su hermano. Con arrogancia Caín le contesta que no es su guardián para saberlo, por lo que Dios sabiendo lo que hizo le maldice. El dolor de Adán y Eva cuando se enteran muestra una escena desgarradora y llena de sentimientos y lo es más, el cántico de Adán (que no existe en la Biblia) hacia Dios, después de reconocer su culpa y su mal proceder contra Eva cuando le dice que ella fue engañada, pero él no. Él sabía lo que hacía al comer del fruto, reconoció que fue su culpa por haber desobedecido y apartarse de Dios. Eva reconoce que lo obligó a pecar cuando ella debía ser su ayuda idónea, pero él reconoce que era su responsabilidad, los dos reconocieron que pecaron. Adán por primera vez le pide perdón a Eva por lo que hizo y no hizo y es ahí donde ya un cambio comienza a manifestarse. Adán deja su orgullo y busca humillarse ante Dios. Por primera vez le clama al cielo, frente a un hermoso paisaje y con lágrimas, extiende sus manos, cae de rodillas y empieza a entonar su cántico poético. Uno que Eva también escucha:
"Ah que deseos, que deseos de oír tu voz al atardecer, ah que daría, que daría por volver al jardín de la inocencia.
Si yo pudiese volver atrás y no haría otra vez lo que hice. Cambié mi comunión por oscuridad y noche en tinieblas torné mis días. Ah que deseos de andar contigo en el jardín al finalizar los días, tomarte de las manos y volar por aquella inmensa tierra y adorar..."
Y luego expresa:
"Yo estuve equivocado, total engañado, me aparté del Señor, pero te necesito tanto, te quiero tanto, sé que no lo merezco, pero si existe la oportunidad, por favor, por favor Padre..."
Y Dios acepta esa ofrenda y empieza a llover como respuesta, eso les recuerda la comunión con él en el jardín.
Abrazándose Adán y Eva y luego de lavarse en la lluvia, se sienten diferentes. Dios les curó y la angustia y peso que sentían, desapareció. Estaban solos, Abel ya no estaba con ellos, pero les había enseñado la manera de volver a Dios.
Continuará...
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