miércoles, 5 de agosto de 2020

El Fantasma de la Ópera - Gaston Leroux


Título: "El Fantasma de la Ópera"
Autor: Gaston Leroux
Género: Novela Gótica
Publicación: 1910
(La imagen de portada muestra la primera edición americana de 1911)

Publicada en sus inicios por capítulos y viendo la luz como libro en 1910, El Fantasma de la Ópera sigue siendo sin duda —hasta nuestros tiempos— una de las obras maestras de la literatura por excelencia, en donde el autor (como buen reportero) se dedicó a investigar sobre este misterioso personaje hasta llegar a tener las pruebas y dar fe de que realmente existió. En la novela se mezclan el romance, el drama, el terror y la tragedia, llevándola entonces a catalogarla dentro del género gótico porque trata de un ser que aterroriza la Ópera de París pero que también se siente atraído por una joven cantante lírica a la que llega a amar con locura, ya que ella sólo lo conoce como el “Ángel de la música” y lo admira como su mentor. (Uno que cree, su difunto padre le envió) Sin embargo, el corazón de la joven tiene dueño, ella ama al vizconde Raoul de Chagny, amor de su infancia por lo que el Fantasma sabe que no podrá ser correspondido como lo desea por tener semejante y apuesto rival.

Esta es una de las obras que conocí siendo todavía una niña y no precisamente por leerlo sino por ver la película, (ya ni recuerdo qué versión) y de ahí me fui interesando por la historia hasta después ver otra versión y ya más adelante conseguir leer entonces la versión original del autor, pero como pasa con las obras clásicas, en cada edición editorial (en Español) se presentan diferencias, mínimas pero las hay y al menos yo soy de las que ama los nombres originales: Christine no Cristina, Raoul no Raúl, Philippe no Felipe y ese largo etc…
Por ejemplo:
Una versión dice: “El Fantasma de la Opera ha existido.”
Otra dice: “El fantasma de la ópera existió.”
Capítulo I: ¿Sería el Fantasma?
Capítulo I: ¿Es el fantasma?
¿Me explico? Desearía leer la mera versión original, esa escrita por el autor de su cabeza, a su mano y al papel, porque con cada edición (o editorial) el orden de las palabras va cambiando, aunque la idea sea la misma, y eso me encrispa. ¿Alguna edición original por el amor de Dios? Lo agradeceré mucho.

Pero volviendo al tema, para quien gusta de las obras clásicas de la literatura (como yo, que quiere volver a saborear a “Drácula” y al “Jinete sin Cabeza” sí, amo releer los clásicos) encontrará la lectura fascinante, atrapante y absorbente a pesar de ciertos capítulos que pueden llegar a ser aburridos o hasta confusos por las vueltas y vueltas de algunas escenas, especialmente cuando la policía trata de saber a ciencia cierta sobre todas las “travesuras” que comete el Fantasma a los inquilinos de su teatro, incluyendo los asesinatos y dimes y diretes entre los directores, las advertencias de madame Giry y un lío sobre los veinte mil francos que hay que pagarle al Fantasma y que se vuelve un dolor de cabeza para los directivos del teatro que ni viendo caer la pesada araña en plena función y las vicisitudes en el famoso palco N. 5, ni así se creen lo que pasa hasta que las cosas toman otro giro más macabro que les obliga a tomar decisiones. Por eso ¡ojo! Una cosa es el libro y otras, las versiones para cine y televisión, incluyendo el famoso musical de Webber y es algo que no se debe confundir ya que, aunque la idea es la misma, el resultado no es igual. Una cosa es la obra de fantasía sobre las tablas de un teatro en una ambientación musical seductora, misteriosa y romántica y otra muy distinta, es el escrito de Leroux que es más lúgubre y más intenso, de ahí el que yo siempre critique las atribuciones que se dan siempre con las obras que son de dominio público. Sin embargo, yo gusto de ambos porque el musical es bellísimo en la producción de Schumacher en el 2004 y por eso me fascinó. Pero yo quiero referirme al libro.

La obra de Leroux apenas sobrepasa las trescientas y pico de páginas (en el formato que yo tengo) y obvio no es ninguna lectura ni ágil, ni fresca como las que todos quieren leer hoy en día y se pretende escribir también para tener lectores (para mí una lectura catalogada así es sinónimo de simpleza) El cambio de personajes para el cine y televisión o de tramas o de plano la eliminación de algunos, me parece imperdonable y el no mantenerse fiel al escrito original es una falta de respeto hacia su autor. En una versión por ejemplo, el prota es Philippe y no Raoul, (o sea, el conde no el vizconde) el padre del Fantasma es uno de los directivos del teatro y por amor a su difunta mujer (a la que amó mucho) lo ha mantenido oculto en los sótanos del lugar debido a su fealdad. En el musical de la producción del 2004 vemos que Buquet es ahorcado a mitad de la película cuando en el libro es al principio y en este mismo musical, se le da mucha importancia a madame Giry porque ella pasa prácticamente a ocupar el lugar del Persa. En el libro ella sólo es un personaje más, en la película del 2004 parece más importante al grado de narrarle la historia de Erik a Raoul (y no como está en el libro sino parecida o sea, tomando poca referencia) en el libro es el Persa quien hace todo esto pues es un personaje muy importante por quien se saben muchas cosas gracias a su relato en los últimos capítulos concernientes a los secretos del “maestro de trampillas” como llamaba al Fantasma y es gracias a él que el vizconde logra llegar hasta los sótanos de lugar para rescatar a Christine y con quien pasa una serie de acontecimientos que por poco le hacen perder la razón, ¡¿por qué eliminar a un personaje tan importante como el Persa?! ¡ah! Y otra gran diferencia entre el libro y el musical es que Webber creó unas piezas liricas sublimes y magistrales sustituyendo entonces al Fausto de Gounod y a la Margarita por una dulce presa que el Juan Triunfante va a arrastrar hacia su deseo y lujuria en donde dicen que “arderán” Excitante, ¿no? En el libro cada personaje tiene algo que contar (y son varios) pero son escenas que para el cine y televisión fueron eliminadas, reduciendo la trama, al drama del trío principal y a uno que otro secundario como al Buquet, a Giry, a la Carlota (de la Sorelli ni sus luces) y a los directivos del teatro.

Lo cierto es que el musical muestra a un ser misterioso y seductor que solamente tiene una marca en la cara y por eso se obliga a cubrirse con la máscara y no dejarse ver. En el libro se le describe con horror y como un “cadáver andante” “un muerto viviente” pero como bien lo dice el comentario en la presentación del libro (que tengo) que; “el lector sólo encontrará compasión por y para su protagonista (…) La malvada es la sociedad que lo ha condenado de antemano” y esta es una gran verdad.

Después de volver a revivir esta aventura (me pasa en esta clase de libros que no quiero terminarlos y cuando lo hago me siento triste) no puedo más que también, revivir mi cariño por Erik porque esa es la realidad, yo desde el principio (desde niña) me incliné por el personaje sin que me importara su apariencia, es que su fealdad puede ser sustituida, tal vez no por amor carnal pero si por un fuerte cariño, (o yo seré la única loca a la que le pasa) melancolía y nostalgia que me produjo desde la primera vez que lo conocí (y me hizo llorar el final cuando muere) es por eso que cuando vi la versión del musical en la película, di de brincos cuando miré al apuesto de Gerard que iba a encarnarlo, acá si puedo decir que me enamoré de él y lo seguí amando. (Que me cante, que me cante, ¡por favor que me cante al oído! ¡Amo ese soundtrack!) Y deja la duda de su destino, en el libro muere, en la película del 2004 simplemente desaparece pero manteniéndose siempre cerca de su amor como lo dejan ver al final. Sí, debo ser la única en el mundo que se siente atraída por este personaje, por un protagonista diferente que te hace creer que el amor nunca muere.

¿Conoces al Fantasma de la Ópera? Te invito a leer o a releer la maravillosa obra de Leroux que en mi opinión debe ser “lectura obligada entre los clásicos de la literatura” y déjate arrastrar a ese viaje por el tiempo en donde el mágico escenario del Garnier y la trama misteriosa, entre música, drama y romance te envolverán hasta concluir la travesía y no querer volver al tiempo real.
Este efecto atrapante sólo lo logran pocos libros y la pluma de Leroux, es una de ellas.

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